Mi nombre es Francisco Joaquin Ferrer Gimenez, conocido por mis amigos como Fran, nací en Albalate De Cinca, provincia de Huesca. Desde muy pequeño, sentí una gran atracción por la madera, su textura, su aroma y la posibilidad de darle forma con mis propias manos. Recuerdo con claridad el día en que descubrí el torno de madera, una herramienta que me abriría las puertas a un mundo de creatividad y aprendizaje.
Mi primer contacto con el torno fue en la Fira de Vallgorguina, en un momento de mi vida en el que estaba empezando a perder la visión. Aquella experiencia marcó un antes y un después para mí. Recuerdo la emoción de sentir la madera girar entre mis manos, el sonido del torno funcionando y la guía del artesano que compartió su conocimiento conmigo. Fue un descubrimiento que me dio una nueva forma de expresarme y me permitió enfocarme en lo que podía hacer en lugar de en lo que estaba perdiendo. Esto fue a finales del año 2015.
Al principio, mis intentos eran torpes y poco precisos, pero con cada pieza aprendía algo nuevo. La sensación de ver —o mejor dicho, sentir— cómo un simple bloque de madera se transformaba en una figura con curvas suaves y detalles definidos me llenaba de satisfacción.
Comencé practicando con trozos de madera desechados, haciendo cilindros y pequeños cuencos. Con el tiempo, mi técnica mejoró y me atreví a crear piezas más complejas. Aprendí la importancia de elegir la madera adecuada, de controlar la velocidad del torno y de aplicar los acabados correctos para realzar la belleza natural de la madera. Ademas busque donde poder aprender mas sobre este noble arte.
El torno de madera se convirtió en más que una herramienta; pasó a ser mi refugio, un espacio donde podía experimentar, cometer errores y seguir aprendiendo. Cada proyecto es un reto, una oportunidad para mejorar y explorar nuevas formas y estilos. Fue mi mejor sicólogo.
Finalmente, perdí la visión por completo, pero eso no me hizo rendirme ni abandonar mi pasión. Tuve momentos bajos, sí, pero nunca dejé que me vencieran. Cada desafío se convirtió en una oportunidad para demostrarme a mí mismo que podía seguir adelante. Aprendí a confiar en mis otros sentidos, a percibir la madera de una manera diferente y a desarrollar una conexión aún más profunda con mi trabajo.
Después de aquel primer encuentro, me dediqué a investigar sobre el torneado de madera. Busqué información en libros, videos y en cualquier fuente que pudiera ayudarme a entender mejor la técnica. Poco a poco, me fui nutriendo de conocimientos y también de nuevas amistades que me ayudaban en este camino. Su apoyo y consejos fueron fundamentales para mi aprendizaje. Entre ellos me siento orgulloso de se haber recibido consejos de Les Thorme, Yan Marot, Otero, Fermin Garcia, quien me enseño el manejo de los bedanes, o Lolo Castro (Manuel De Severiano) Emiliano Paredes, Matias Castro, Fran Castro, Emiliano Achaval, Ron Bronw.
Obtuve el carnet de artesano en 2019 y, en ese mismo año, me convertí en demostrador internacional de torno. Fue un paso de gigante en mi carrera, y una de las experiencias más enriquecedoras fue viajar a Brasil para asistir al Encuentro de Torneros de Pomerode. Allí tuve la oportunidad de conocer a torneros de todo el país y sentirme parte de una gran familia que me recibió con los brazos abiertos.
En 2024, volví a repetir la experiencia en Brasil, pero esta vez con un motivo muy especial: sorprender a mi querido amigo y hermano argentino, Matías Castro, y a su familia. Nuestra amistad nació gracias al torno de madera y hemos colaborado en múltiples ocasiones, pero hasta ese momento nunca nos habíamos conocido en persona. Regresar a Brasil para darle esa sorpresa fue un momento inolvidable, que además me permitió reencontrarme con mi familia de allí: Ricardo Ramos, Lilian, Alberto, Ronaldo, Sandra, Rafael y muchos otros que han sido parte fundamental de mi camino en este oficio.
Hoy, después de años de práctica, miro hacia atrás y veo cuánto he crecido en este oficio. Si alguien está pensando en iniciarse en el torneado de madera, mi consejo es que no tema equivocarse y que disfrute cada etapa del proceso. La paciencia y la dedicación son clave para dominar esta técnica y convertir la madera en algo extraordinario.


